El comportamiento humano, especialmente en personas con discapacidad, neurodivergencias u otras condiciones del desarrollo, no puede comprenderse ni abordarse de manera aislada ni punitiva. Es fundamental reconocer que toda conducta cumple una función, tiene un origen contextual y está influida por múltiples factores biológicos, psicológicos y sociales. Desde esta perspectiva, el Apoyo Conductual Positivo (ACP) se presenta como un enfoque centrado en la persona, proactivo y basado en la evidencia, que promueve la mejora de la calidad de vida y el respeto de los derechos de las personas a las que prestamos apoyos, priorizando el bienestar emocional, la comunicación funcional y la participación activa de la persona en su entorno.
A diferencia de modelos tradicionales que se enfocan únicamente en eliminar o reducir conductas consideradas problemáticas, el ACP busca comprender el porqué de esas conductas, analizar sus funciones y contextos desencadenantes, e intervenir desde estrategias respetuosas, estructuradas y preventivas. En este sentido, se incorporan herramientas como la Matriz evaluadora de conducta, el análisis del perfil sensorial, la identificación de estresores, el uso de Sistemas Aumentativos y Alternativos de Comunicación (SAAC), el modelo TEACCH, la estructuración ambiental y protocolos de intervención en crisis, todo dentro del marco del modelo bio-psico-social.
Asimismo, se reconoce que las conductas no dependen exclusivamente de la persona, sino que están profundamente influenciadas por su entorno, incluyendo a la familia, amistades, profesionales y la comunidad en general. En este sentido, resulta fundamental que el análisis de la información se desarrolle dentro de una estructura de trabajo horizontal y colaborativa. Esto implica que las personas del entorno que prestan apoyos no solo participen activamente en la recogida de información, sino que también formen parte del proceso de elaboración, implementación y evaluación del Plan de Apoyo Conductual Positivo (ACP), garantizando así intervenciones contextualizadas, coherentes y sostenibles en el tiempo.
Ante la necesidad de materiales, información y formación en la atención de personas con conductas inadaptadas que requieren un programa de ACP, ponemos a tu disposición nuestra experiencia y los materiales que utilizamos en la práctica diaria —manuales, recursos y herramientas— para favorecer entornos seguros, predecibles y comprensivos, que promuevan el respeto, la inclusión y la dignidad, reduciendo al mismo tiempo la necesidad de respuestas reactivas o coercitivas.