Este instrumento permite diseñar estrategias de intervención dirigidas a modificar las respuestas ante los factores estresantes, mediante la adaptación del entorno, las actividades y otros elementos contextuales. Su uso contribuye a reducir el nivel de estrés de la persona, promoviendo no solo su bienestar físico y emocional, sino también la prevención de crisis conductuales explosivas, aumentando así la eficacia de las estrategias preventivas primarias.